Mazda no se duerme en sus laureles. La marca ha visto cómo ha crecido el gusto por los SUV alrededor del mundo y quiere atacar con precisión este segmento, por tal motivo, no hace mucho presentó el CX-30, el cual mostraba grandes credenciales, sin embargo, ahora le incorpora un motor turbo para mayor dinamismo.
Este tipo de motor lo hemos visto en diferentes modelos de la firma como en el Mazda 3 o CX-5, y aunque no era una obligación que CX-30 recibiera esta fuente de poder, se esperaba que lo portara por los grandes dividendos que el modelo le deja a la marca.
Este SUV recibió más potencia, sin embargo, en el apartado de equipamiento, se queda de la misma forma que las versiones que están en un nivel más abajo.
Emplea monitor de punto ciego, pantalla de infotentretenimiento de 8″, climatizador automático bizona, quemacocos, llave inteligente y head-up display.
Sí, está ausente el sonido Bose de 12 altavoces, sabemos que no se puede tener todo en la vida, y probablemente no lleva más equipamiento por la cuestión de no elevar el precio, el cual de por sí está arriba del medio millón de pesos.
CX-30 al interior
En esta camioneta vemos todo el ADN de Mazda. A pesar de ser una de sus creaciones más recientes, continúa con el legado de la firma en cuanto a diseño, tapicería y acabados.
Hay detalles en cromo que combinan a la perfección con las finas costuras y el cuero en diferentes zonas, logrando un gran sensación de calidad tanto a la vista como al tacto.
A pesar de ser un SUV que se ubica a la mitad de uno pequeño y uno mediano, en este caso CX-3 y CX-5, tienen buen espacio para los ocupantes.
Las plazas delantera gozan de comodidad; la altura de la camioneta hace que la postura de manejo sea ergonómica; tiene una visibilidad muy buena para el conductor, quien no pierde el detalle del exterior.
La parte trasera está un poco reducida, sin embargo, los ocupantes en esta fila no sufren como en otros vehículos de este segmento, donde el espacio para cabeza y rodillas es mínimo. Dos adultos y un niño caben sin problema alguno.
Calidad al manejo
Este es, sin duda, uno de los puntos fuertes del CX-30. Incorpora un motor turbo de cuatro cilindros y 2.5 litros, que desarrolla 227 hp y 310 lb-pie, distribuidos en las cuatro ruedas mediante un sistema de tracción integral i-ACTIV AWD y una caja automática de seis velocidades.
Esta fuente de poder nos hace sentir como si estuviéramos en un hatchback, acelera de forma inmediata, no se siente forzado, a pesar de ser un vehículo de una tonelada y media.
No existe turbolag, no se cansa al momento de pisar el acelerador a fondo, y eso transmite una sensación de confianza cuando deseamos realizar algún rebase.
La comodidad impera. El gran trabajo de ensamblaje se nota cuando se va a grandes velocidades ya que no entra el sonido de fuera en lo absoluto.
La suspensión es sutil, cuando se cae en baches de gran tamaño el cuerpo lo percibe, sin embargo no incomoda.
La respuesta al volante es precisa, está en el punto exacto para dominar el vehículo de buena forma. No es ni tan blanda ni tan rígida.
En curvas se comporta a la altura de un SUV con la mejor tecnología. Al contar con tracción integral, se nota que el peso se reparte a la perfección en cada eje.
Lo anterior da como resultado que al tomar un vértice, la camioneta no se ponga nerviosa, todo lo contrario, traza bien cada ángulo y el comportamiento es estable.
Rendimiento
Si bien las marcas se han esforzado por fabricar vehículos que consuman menos combustible, es evidente que al montar motores de mayor desempeño siempre afectarán al rendimiento.
Durante los días que tuvimos a prueba el Mazda CX-30, obtuvimos cifras de 7.0 km/l. El peso del vehículo y las revoluciones a las que se llegan cuando se pisa el acelerador con fuerza, hacen que el nivel de combustible baje considerablemente.
Conclusión
Si buscas dinamismo al momento de conducir y refinamiento al interior, CX-30 es una gran opción. En cuanto a tecnología y espacio se queda un escalón abajo de algunos de sus competidores. Precio al momento de redactar esta nota: 567 mil 900 pesos.
Melómano por naturaleza y comunicólogo de profesión. Amo el vino tinto, el mezcal y escribir sobre autos, cine, música, gastronomía, tecnología y todo lo relacionado con estilo de vida.
Soñaba con ser rockstar, pero la vida me llevo por otro camino y aquí me tienen, plasmando con letras varias historias.