En el corazón vibrante de Ciudad de México, bajo la suave penumbra de una noche que prometía deleites, nos adentramos en Quebracho, un rincón donde la tradición culinaria argentina se abraza con la sofisticación. La experiencia comenzó con un aperitivo que marcó la pauta para el resto de la noche: una empanada de carne, con su masa dorada y relleno jugoso, equilibrado por el sutil contraste de una empanada de espinacas, cuya frescura vegetal se fundía con la textura cremosa de sus ingredientes.
Quebracho
Acto seguido, llegó a la mesa una joya argentina: el queso provoleta. Servido al punto perfecto de gratinado, este manjar ofrecía un equilibrio sublime entre su exterior crujiente y su corazón fundido, intensamente aromático. Cada bocado era un homenaje a los sentidos, elevando el paladar con su textura aterciopelada.
El interludio fresco de la noche vino en forma de una ensalada vibrante. Una combinación delicada de quesos frescos y un mix de lechugas aportaba un respiro refrescante, mientras el aliño, con su carácter sutil, permitía que los ingredientes brillaran por sí mismos. Era un plato que invitaba a disfrutar de la naturaleza en su estado más puro y armonioso.
El clímax de la velada fue el ojo de bife, cocinado a la perfección en término medio. Su textura suculenta y su marmoleado irresistible se transformaron en una explosión de sabor con cada corte. Acompañado por papas doradas, que ofrecían un contraste crujiente y un punto de confort hogareño, este plato era la encarnación del alma argentina servida en un plato.
Para maridar tan exquisitos platillos, elegimos “Vientos del Sur”, un malbec argentino cosecha 2022. Este vino, con su profundo color rubí y notas de frutos rojos maduros, chocolate y especias, se deslizó como un susurro seductor en cada sorbo. Su cuerpo equilibrado y sus taninos suaves fueron el acompañamiento ideal, elevando cada plato a una nueva dimensión de placer.
Quebracho no solo ofrece una cena, sino un viaje sensorial. Cada detalle, desde la impecable presentación hasta el ambiente cálido y acogedor, construye una experiencia que no se olvida. Es un lugar para los amantes del buen comer, donde la gastronomía se convierte en arte y cada plato es una oda a la pasión argentina.
Melómano por naturaleza y comunicólogo de profesión. Amo el vino tinto, el mezcal y escribir sobre autos, cine, música, gastronomía, tecnología y todo lo relacionado con estilo de vida.
Soñaba con ser rockstar, pero la vida me llevo por otro camino y aquí me tienen, plasmando con letras varias historias.